Es Domingo de Pasión. Desde hoy, “mis impacientes paisanos, para tocar el cielo con las manos, nos falta solamente una semana”.
Sin prisas, sevillano. Tómale el pulso a los latidos de una ciudad “que cuenta el tiempo al revés”.
Y disfrútala. Vívela. “A la gloria sevillanos”. Y si puedes, detén el reloj del tiempo, que “la vida es una semana”.
Que no importe si sigues esperando, porque a tu modo, “en ese hueco de esperarla, todo me sabe a la alegría del reencuentro”.
Que ya sabes dónde empieza la vida, pero “no donde acaba”.
Y cuando parece que ya es la hora, “no es la hora”. Cuando parece que está todo, “algo falta”. Cuando pareces que la alcanzas, “es más alta”. Cuando parece que se acerca, “se evapora”.
Mientras tanto, mi amor, “soy lo que queda de un abrazo; el vaivén de tibias, manos en la cuna. Ese gozo que cabe en tu regazo cuando un niño está rezándole a la luna”.
Verbalízale a tu Sevilla. Son las vísperas. “Una cuadrilla te es bastante, te sobra, te da aliento. Soy la sombra, tú la luz, eres Sevilla”.
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