6 abr 2011

Yo, juego

No siempre toda primera vez pasa a ser una vivencia imborrable en nuestras vidas. De hecho, no recuerdo el día en el que me inicié en el mundo del pádel. Sé que fue antes de que la masa le descatalogara el estereotipo elitista con el que nació, pero soy incapaz de ubicar día y año específico en el calendario.

Haciendo ejercicio de memoria, creo recordar que fue una mañana cualquiera de primavera cuando unos amigos y yo, por entonces todos estudiantes, nos dispusimos a jugar un partido en la vecina localidad de Mairena del Alcor. En El Viso aún no existían pistas, pero mis acompañantes ya se habían quedado sin dedos en sus manos para contabilizar los encuentros disputados.




Como era de prever, acabé pagando la novatada. Jugué con una pala prestada al no disponer de ninguna en propiedad y pisé la pista con los mínimos conocimientos reglamentarios aprehendidos. En definitiva, no acabé encontrándome. No obstante, esa primera toma de contacto me sedujo. Tal facilidad y divertimento hizo que paulatinamente el pádel absorbiera parte de mi vida deportiva

Luego la cosa se ha ido profesionalizando. Esta reciente modalidad deportiva ha calado en un sector cuantioso de la población visueña. A este crecimiento desenfrenado en números hay que añadirle una considerable mejoría cualitativa. Es para congratularse.

Yo, también juego al pádel. No juego por novelería. Tampoco porque sea un licencioso. Y ni mucho menos por la incipiente leyenda urbana de que no se necesita correr mucho para jugar, que no es así. Juego al pádel porque me gusta. Como también me atrae el fútbol, el tenis y el atletismo. Así de sencillo.

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