2 abr 2011

No era una tarde cualquiera

Era una tarde primaveral de primero de abril. Sobre un sol radiante, Sevilla se desnudaba ante una muchedumbre ansiosa de respirar su aroma y de contemplar su colorido. Es cuaresma, tiempo de víspera, y Sevilla derrocha hermosura por cada rincón y plaza. Disfrutémosla, pues, Sintámosla. Saborear y respirar su excelso casco histórico resulta muy placentero para los sentidos. Y de entre sus rincones, allí, en una esquina, que no es cualquier esquina, se detuvo el tiempo.

Arte y mucho más en El Postura. Entre los artistas inivitados, un grupo variopinto de hombres y mujeres, todos ellos periodistas. Durante la escena, el mini disc ha dado paso a las risas. El estrés y la tensión, a las bromas. Las ruedas de prensa a los chistes. Y la locución sincronizada a los cantes entre balbuceos. Haciendo radio desde la convivencia.

Pero despué
s, muchas horas después, cuando los reflejos de la amiga Luna toman el protagonismo de la ciudad, la nostalgia y la tristeza envuelven una estampa ya para el recuerdo. El grupo se dispersa. Marzo se despide y atrás quedan las prácticas en la Cadena Cope. Ahora toca regresar, cada uno por su senda.

Y ya de regreso, por mi viario, cuando ya todo ha terminado, la soledad invade al peatón. La Sevilla primaveral expulsa sus últimos latidos de la jornada. En el paseo del adiós, observo y recuerdo. Las huellas de cada pisada me hacen despertar en mi interior lo inolvidable de una experiencia deportiva en la radio de los Obispos con los Ocaña, Oliva, Fernández y compañía.


La de hoy no ha sido una tarde cualquiera. Ni ha sido la última. Ha sido nuestra tarde, Sevilla.